La fibrilación auricular (FA) es una arritmia con incidencia al alza en nuestro medio, tratándose de la más frecuentemente diagnosticada en España. Se estima que en nuestro país hay un millón de pacientes con FA, con una prevalencia en mayores de 80 años que supera el 17%. Las principales consecuencias de la FA son por un lado los síntomas derivados de la irregularidad del latido cardiaco y tendencia a la taquicardia (palpitaciones, ahogo, dolor de pecho…) y por otro lado un aumento del riesgo de presentar fenómenos tromboembólicos, fundamentalmente ictus. Por ello muchos pacientes con FA recibirán tratamiento anticoagulante y distintos tratamientos antiarrítmicos.
Entre los tratamientos antiarrítmicos disponemos de dos opciones, que pueden emplearse de forma independiente o en combinación: los fármacos antiarrítmicos y la ablación.
La ablación de FA es un tratamiento incorporado a la práctica clínica desde inicios de la década de los 2000, por lo que se dispone de una amplia experiencia en su uso. Ha demostrado ser el tratamiento más eficaz para la prevención de las recurrencias de FA, aunque no es una opción apropiada para todos los pacientes. Las probabilidades de éxito de este tratamiento están cerca del 70% para pacientes con FA paroxística (episodios relativamente cortos y autolimitados) y del 50% para pacientes con FA persistente (episodios más largos o que requieren intervención médica para su terminación). Los pacientes con más probabilidades de beneficiarse a largo plazo de una ablación de FA son aquellos con menor tiempo de evolución de la patología y aquellos que no han desarrollado cambios estructurales en su corazón derivados de la presencia de la arritmia (dilatación auricular izquierda). El beneficio fundamental esperable de una ablación de FA es la mejoría en la calidad de vida derivada del control de los síntomas, mientras que aún no se ha podido demostrar de forma consistente una reducción en las complicaciones tromboembólicas ni en la mortalidad de los pacientes (salvo en un grupo seleccionado de pacientes con disfunción ventricular izquierda grave).
La ablación de FA consiste en la realización de unas lesiones alrededor de las venas pulmonares (ablación de venas pulmonares) para obtener un bloqueo de la conducción del impulso eléctrico cardiaco entre éstas y el resto del tejido cardiaco. Para ello se introduce a través de una punción en la vena femoral un catéter que se avanzará hasta la aurícula izquierda que administrará con distintos tipos de energía (frío o “crioablación”, calor o “radiofrecuencia” o energía no térmica en el caso de la ablación por “campo pulsado”). El procedimiento se realiza bajo sedación o anestesia general y puede realizarse tanto de forma ambulatoria como con una noche de ingreso en el hospital, tras lo cual el paciente puede incorporarse a su actividad habitual desde el día siguiente e incluso a la práctica deportiva en un plazo inferior a una semana. Tras el procedimiento se recomienda a los pacientes recibir tratamiento anticoagulante durante al menos dos meses. Los riesgos relacionados con la ablación de FA son bajos (por debajo del 5%) siendo excepcional la aparición de complicaciones graves como ictus o muerte.
En conclusión, la ablación de las venas pulmonares es un procedimiento eficaz y seguro para el control de los síntomas derivados de la fibrilación auricular.
Por el doctor Angel Miracle especialsita de la UICAR