¿El vino en la comida y el chupito de después, son buenos o no?

¿El vino en la comida y el chupito de después, son buenos o no?

Es un tema recurrente y que pocas veces se llega a un acuerdo cuando compartimos con amigos y familia, sobre todo es estas fechas de reunión familiar y comidas. La frase repetida es “una copa de vino en la comida es bueno y no hace daño”, y puede que sea una excusa para sentirnos menos culpables o quizá lo queremos creer de verdad, o somos parte de una forma indirecta de publicidad en un país con una gran tradición e historia vitivinicultora, “el vino nos brinda placer y quizás nos protege el corazón, porque tiene antioxidantes…” o eso creemos.

Sigue siendo una cuestión controvertida, la relación con la dieta mediterránea, se ha publicado en Lancet en 2013 que las personas que seguían esta dieta con un consumo moderado de vino tinto tenían menor riesgo de muerte por enfermedades cardiovasculares, accidente cerebrovascular y alzhéimer. Pero en 2018 la misma revista publicó un trabajo con estimaciones para 195 países desde 1990 hasta 2016 en el que se afirmaba que no hay un consumo mínimo saludable de alcohol.

La OMS en esa misma línea subraya que no existe un umbral de seguridad que garantice la ausencia de riesgo en el consumo de alcohol y están claras las consecuencias cognitivas en los adolescentes con el fenómeno botellón.

El Instituto de Salud Carlos III  aportó evidencias que el consumo de alcohol no es beneficioso para la salud, y que el riesgo se incrementa según aumentan las cantidades en el consumo, aun con bajas cantidades de alcohol no se tiene un menor riesgo de fallecer por todas las causas, por lo que esa copita de vino con la comida parece que no es tan buena como pensábamos.

Se estudiaron hasta seis tipos de bebidas alcohólicas: vino, cerveza, vermuts, licores, combinados y sidra, registrando la frecuencia y cantidad del consumo, y calculando posteriormente el contenido en etanol según el porcentaje de alcohol que contiene cada bebida. 

A partir de 20 gramos/día (el equivalente a dos copas de vino o dos cañas de cerveza) el riesgo crece a medida que se incrementa el consumo de alcohol. Sin embargo, el consumo por debajo de 20 gr./día no parece aumentar el riesgo de mortalidad, pero tampoco lo disminuye. Los bebedores de bajas cantidades de alcohol no tienen un menor riesgo de fallecer.

A pesar de sus polifenoles, el vino no es mejor que otros licores en lo que respecta a la mortalidad, no se encontraron diferencias entre diferentes tipos de alcohol.

Se estudió la asociación con la mortalidad por todas las causas, sin embargo, el efecto del alcohol es diferente según las enfermedades estudiadas.

El consumo excesivo se relaciona con más de 200 enfermedades, entre ella la obesidad, ya que el consumo de alcohol supone la ingesta de calorías vacías, hasta 120 por vaso de vino o cerveza, y hasta 450 si son bebidas de alta graduación, sin aportar ningún nutriente de valor para el organismo, además de asociarse a otros efectos negativos sanitarios y sociales.

Según la OMS, cada año se producen 3 millones de muertes en el mundo debido al consumo nocivo de alcohol.

Pero ¿hay un consumo de bajo riesgo?

El consumo de bajo riesgo para la salud es una caña o un vaso de vino al día en el caso de las mujeres y dos en el caso de los hombres, si bien eso no significa que sea inocuo, cualquier consumo de alcohol puede ser perjudicial para la salud.

En el caso de la mortalidad por cáncer, se produce un mayor riesgo desde cantidades muy pequeñas, incluso de menos de 5 gramos de alcohol, no existiendo ningún umbral de seguridad de consumo. El alcohol es la causa directa del 4% de todos los cánceres diagnosticados en 2020.

Como era de esperar, el consumo de alcohol de alto riesgo (20 a 60 gramos diarios) y el excesivo (por encima de los 60 gramos) dio lugar a la mayor proporción de casos de cáncer con un 39% y 47% respectivamente.

No hay un consumo seguro en relación con el cáncer.

Pero en relación con la cardiopatía isquémica, este efecto puede ser diferente y probablemente cantidades pequeñas de alcohol no sean negativas como en el caso del cáncer. Es por ello por lo que el mensaje a recomendar debe ser: alcohol, cuanto menos mejor.

Un rayo de esperanza para los amantes del vino

Hay nuevos datos sugieren que el consumo moderado de vino reduce el riesgo cardiovascular en personas de alto riesgo cardiovascular, con disminuciones cercanas al 50% cuando se toma entre media y una copa de vino al día y que siguen una dieta mediterránea, según los datos de una investigación que publica European Heart Journal, llevada a cabo por investigadores de la Universidad de Barcelona, el Hospital Clínico y el Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (IDIBAPS), en Barcelona, el Centro de Investigación Biomédica en Red de Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBEROBN) y la Universidad de Navarra (UNAV).

Se basa en el análisis urinario de un biomarcador, el ácido tartárico -una sustancia presente en la uva. En concreto, se señala que el consumo ligero a moderado de vino, medido a través de este biomarcador objetivo, se asoció prospectivamente con una menor tasa de eventos cardiovasculares en una población mediterránea con alto riesgo cardiovascular.

Los resultados inconsistentes de los estudios previos pueden deberse en parte a que las investigaciones a menudo se basan en que son las personas las que informan cuánto vino beben, en cambio, en este trabajo los investigadores midieron la cantidad de una sustancia química en la orina, una medida objetiva y fiable del consumo de vino.

Entonces ¿cuál es la importancia del consumo moderado de vino dentro de un patrón dietético saludable?, con una dieta mediterránea hasta ahora creíamos que el 20% de los efectos beneficiosos podían atribuirse al consumo moderado de vino; sin embargo, a la luz de estos resultados, el efecto puede ser aún mayor.

Por último, ¿hay diferencias en la edad y el sexo?  Los efectos protectores del consumo de vino se observan a partir de los 35 y 40 años y el consumo moderado en las mujeres debe ser siempre la mitad que en los hombres y preferiblemente debe consumirse con las comidas.

Por el doctor Alejandro Saez, especialista en Cardiología del Hospital Quironsalud Valle del Henares.

¿Necesitas ayuda?